19 de febrero de 2009

Cabeza peinada vs. Cabeza de perro (Herman Düne)

Herman Düne

"HAZ SONAR LAS CAMPANAS/ QUE AÚN PUEDAN REPICAR"

(Anthem, Leonard Cohen)

Conocí a los hermanos Herman Düne hace dos años, en el área de servicio 175 de la A3. Una de esas cafeterías horribles de carretera de las que todo el mundo está deseando escapar. Yo tenía media hora antes de volver al autobús así que me hago con dos latas de cerveza del buffet y me siento a fumar y a esperar. Junto a mí dos tipos que visten trajes baratos sacados de otra década beben por turnos de una botella de Rioja, hablan animadamente en inglés y se echan hacia atrás, como apurando toda la comodidad que les ofrecen los taburetes de plástico que ocupan. Incluso dan la impresión de encontrarse en un lugar donde uno pudiese sentir algo cálido y reconfortante. Cuando me invitan con un gesto a sentarme con ellos, veo que aún hay media botella sobre la mesa y por supuesto acepto. Así que estoy en un área de restauración rápida en mitad de la provincia de Cuenca bebiendo vino a morro con dos tipos con pinta de haber sido recientemente teletransportados desde Arkansas. Resulta que mis amigos son hermanos, en realidad una banda francesa en gira, me cuentan en un perfecto inglés. Hacemos folk, bueno, folk-soul, de estética lo-fi, dice Néman Herman Düne, el más joven. ¡Néman! No le hagas caso, interrumpe David-Ivar Herman Düne, hacemos anti-folk. En realidad nuestro sonido tiene raíces folk aunque tendemos a sonar mucho más escépticos. Quiero decir que mantenemos una mirada mucho más irónica, somos en ese sentido algo así como postistas. No queremos lo mismo que nuestros padres, cambiar el mundo, pulir la verdad, subir por la pared. Nuestra ingenuidad es probablemente posada. Sé razonable, Néman, a Dylan le pareceríamos unos retrasados mentales. Yo por mi parte trataba de concentrarme en acaparar el Rioja, que era bastante malo, y en calcular si eso más las dos cervezas sería suficiente para tres horas más de autobús. En aquel momento era imposible saberlo pero la nevada más intensa del invierno estaba a punto de comenzar.

El pasado 11 de febrero Herman Dune actuaron en la sala Heineken de Madrid, en un concierto de dos horas en el que sus canciones giraron alrededor de un pop naif en verdad difícil de etiquetar (folk, alt-country, hippie, más o menos servirían para hacerse una idea). Su actitud y su sonido desprenden una mezcla de sencillez, alegría y belleza de la que resulta difícil desconectar.

Este texto pertenece a un blog que os recomiendo encarecidamente, de Luis Alfaro, que se llama El porqué de mis peinados. Yo quería escribir algo sobre ese concierto, pero Ele lo ha hecho mucho mejor. Volveré pronto.

1 comentario:

Díaz San Miguel dijo...

Hola!
Me ha encantado la narración, cómo cuentas la historia. Es el principio de un cuento.
By the way, en el caos al final no te di la revista... habrá que encontrar la ocasión!
Abrazos, Fer

 
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