21 de julio de 2008

If it´s not love it´s Morrissey

19 de Julio
Madrid


Si por 30 euros Morrissey cantara para mí todas las noches, os prometo que trabajaría sólo para eso.
Este año los llenazos ha sido de Tom Waits, Springsteen o Lou Reed, los cabezas de cartel de los festivales Neil Young, Bob Dylan, Sex Pistols o Morrissey, bandas que nos llegan en un segundo reinado y a las que hemos conocido tras investigar un poco de dónde viene nuestra música actual. En España, nadie conoce a The Smiths de primera mano: en su momento no los viste en los medios, no firmaron discos, no participaban en los concursos ni salían en las revistas. Lo más cerca que estuviste de ellos fue escuchando aquel single, Me and the Farmer, de sus hermanos rurales, The Housemartins. Reconócelo: los conoces porque alguien te los presentó.
Morrissey, con los Smiths, escribió la banda sonora de la angustia adolescente de los ochenta en Inglaterra. La estética que nos cautiva ahora a nosotros no es exactamente ésa, sino nuestro reconocimiento en el recuerdo ochentero. En aquella década no sabíamos quién era Morrissey, pero identificamos la caracterización que la ola musical provocó en los anuncios y las películas, y cuál era el rol de un nuevo estereotipo social “el guay”. Primero conocimos las referencias, ahora el referente. Nos sentimos genuinos al haber llegado a él y, Coca cola, que no es tonta, lleva dos años aprovechando este concepto para sus campañas. Sí, los hermanos mayores tienen un halo de autenticidad de la que carecen los nuevos grupos de música y las nuevas modas: tanta hiperrealidad y control marketingiano sobre el detalle carecen de credibilidad. Un detalle: al terminar el concierto, una amiga me comentaba que la única que le sonaba era How soon is now. Es la música de los créditos de Embrujadas.
A nosotros nos gusta el Morrissey de los videos de Tocata, bailando con gafas de pasta sin cristales y con un ramo en el bolsillo trasero del pantalón. La gente desconcertada dando palmas a destiempo, animada por algún regidor de plató. Nos atrae ver a quien sabemos que ha sacudido la cultura popular de los 80 y los 90.
La música de Los Smiths resulta hipnotizante no por su profundidad emocional y su virtuosismo técnico, sino porque es una interpretación, una simulación de ese estado anímico adolescente y suicida en unos tiempos que ya no se lleva eso. Los numerosos discos posteriores de Morrissey siguen en la misma línea, pero añadiendo una ligera perversión: su temática ahora está romantizada. Cuando Morrissey hace un concierto con camisa rosa a los 58 años es consciente de ello, es consciente de la actuación, de la pose, y exprime la contradicción con verdadera sabiduría.
Los treintañeros del Fiber no podemos empatizar con el escenario real de la narrativa de Morrissey, la vida de clase obrera de un barrio inglés, la polarización Londres-Manchester, pero captamos el código ochentero, el chic radical cuando azota el cable del micro. Aficionado a las ideas de Oscar Wilde, M re-representa al gay martirizado, se refiere físicamente a San Sebastián y nos recuerda de dónde viene que la pose de ambigüedad sexual que tantos cantantes de los 90 han explotado, empezando por Michael Stipe. Hoy, cuando el Orgullo Gay es un triunfal y arrasador tsunami, esto no puede ser más que Teatro de la Memoria, esteticista.
Entramos en la memoria colectiva de la memoria colectiva, una memoria visual, una memoria mediatizada, conocida por los documentales. Morrissey hace teatro de esa memoria para un público al que lleva 30 años, ya que los discos de The Smiths, de Lou Reed o de Dylan no se publicaron en España hasta mucho más tarde. Y es que temas como Ask, A Light that never goes out, Miserable o Big Mouth Strikes Again son fundamentales para contar ahora quiénes somos los niños de la nocilla.

19 de julio de 2008

Narrativa en Bruce Springsteen (actualizado)


Jueves 17 de Julio 08
Estadio Santiago Bernabéu
Madrid


I come from down in the valley
Where mister, when you're young
They bring you up to do
Like your daddy done
Me and Mary we met in high school
When she was just seventeen
We'd drive out of this valley
Down to where the fields were green


El otro día asistí a uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida, a pesar de que no haber sido nunca seguidora de Bruce. 
La imagen tópica de Springsteen es la de un americano encantado de serlo, y si bien es cierto que parece orgulloso, también comunica humildad y esperanza.
Las canciones relatan una falsa autobiografía espiritual: a menudo el arco narrativo dibuja los infructuosos esfuerzos de un héroe cotidiano, sea un veterano de Vietnam intentando rehacer su vida o un nuevo papá en un pueblucho de muerte. Los temas del set list, que yo me había preparado a conciencia, con su letrita en el ipod, son viajes heroicos por las tierras baldías de la América contemporánea, retratada como un país roto no sólo la guerra imperialista y las visiones capitalistas, sino también por su propia hábitat.
Es fácil ver que el más recurrente de estos héroes es el outsider: un rebelde inconformista en "Growin´Up”, un tipo que observa un modo de vida inalcanzable en "Mansion on the Hill”, y en "Meeting Across the River", alguien que se mete en líos por culpa de su honor. Bastante western. Pero sin duda el intruso más perturbador de todos es “Nothing Man," porque a pesar de haber luchado hasta alcanzar sus metas materiales, su Sueño Americano, no se siente realizado.

El entorno natural simboliza a la vez la fuerza del pasado (familiar y personal) y los límites del futuro. Al tener el Sueño Americano un carácter estrictamente individual, inevitablemente acaba en la muerte. El tema más bello y determinista que ilustra esto es el impecablemente interpretado, con las luces apagadas y el Bernabéu a tope, "The River": yo vengo del valle/ donde cuando fuiste joven, jefe/ te trajeron para que siguieras/ los pasos de tu padre./ Mary y yo nos conocimos en el instituto/ cuando ella solo tenía 17/ creímos que saldríamos de este valle/hacia donde los campos son verdes. La realidad del pasado (el valle) marca el futuro, y los sueños de juventud mueren en el recorrido, ante el límite orográfico del río. El valle es limitado, como sus posibilidades, y los campos verdes son infinitos; el valle contiene una inevitabilidad trágica y los sueños pastorales acaban siendo una maldición al conducir al protagonista a la misma desesperación que experimentó su padre. El paisaje asfixia cualquier ilusión, como en The Misfits. Este esquema trágico se repite en "Jungleland," "Darkness on the Edge of Town," “Nebraska," "Born in the U.S.A.” o "Tunnel of Love," pero sin el tono de la tradición europea, (las pomposas odas corales en la tragedia griega o los soliloquios en la tragedia shakesperiana) sino con sencillez y resignación. Todo esto tiene ciertos aspectos míticos, relativos a cómo se curte un hombre, a la templanza en la dificultad, y por eso se ha convertido en cánticos profético/chamanísticos para el ciudadano blanco de clase obrera. 

Yo lo acabo de descubrir, pero dado que lleva treinta años componiendo, también es interesante ver cómo sus letras despliegan progresivamente los cambios sociales, culturales y políticos desde los setenta. Parece que conforme se desinflaron los setenta, las canciones de Springsteen se volvieron más desoladas y nostálgicas. Y es curioso: personaliza esa nostalgia en figuras femeninas, el “territorio perdido” en el cuerpo de la mujer, al puro estilo de la tradición literaria desde el Romancero a Chaucer, ya sea Sandy en el muelle, Wendy " in the streets of a runaway American dream (las calles de huida del Sueño Americano”, sea la " barefoot girl sitting on the hood of a Dodge / Drinking warm beer in the soft summer rain (la chica descalza que se sienta en el capó de un Dodge/ a beber cerveza caliente/ bajo la cálida lluvia de verano", Candy, Rosalita, Ferry o Bobby Jean.

El mensaje es que América ha sido tradicionalmente un paraíso arquetípico que ha provocado quiméricos anhelos de integridad social abocados al desastre. A partir de ahí, sólo quedan fragmentos, escenas privadas de fracasos que conforman un sufrimiento comunal padecido, por tradición, con dignidad.




13 de julio de 2008

Paraíso Perdido: Wolf Parade, Dante, Shakespeare



En esta entrada continúo con la interpretación 4 de la canción de Wolf Parade de la entrada anterior, y vuelvo a transcribir el texto de la canción para tenerlo como referencia:

You Are A Runner And I am My Father's Son/ Wolf Parade
I got a number on me/ I got a number/ Won't make it through the high noon sun/ I am my father's son/ I am my father's son/ His bed is made/ I was a hero/ Early in the morning/ I ain't no hero/ In the night/ I am my father's son/ And I'll build a house inside of you/ I'll go in through the mouth/ I'll draw three figures on your heart/ One of them will be me as a boy
One of them will be me/ One of them will be me watching you run/ watching you run/ Into the high noon sun/ Watching you run/ Farther than guns will go/ You are a runner/ With a stolen voice/ And you are a runner/ And I am my father's son/ I am my father's son/ I am my father's son/ 

Tú eres un corredor y yo soy el hijo de mi padre/ Tengo un número sobre mí/ Tengo una cifra/ No voy a lograrlo/ El sol de mediodía/ Yo soy el hijo de mi padre/ soy el hijo de mi padre/ su cama está hecha/ Fui un héroe/ a primera hora de la mañana/ no soy ningún héroe/ no soy un héroe al llegar la noche/ pero soy hijo de mi padre/ Construiré una casa en tu interior/ entraré atravesando tu boca/ dibujaré tres números sobre tu pecho/ una figura seré yo de niño/ otra figura seré yo/ y la otra yo, viéndote correr/ mirándote mientras corres
hacia el sol de mediodía/ mirándote correr/ más allá de lo que llegarían los fusiles/ Eres el corredor/ de la voz robada/ Tú eres un corredor/ Y yo soy el hijo de mi padre,/ soy el hijo de mi padre.

Estoy de acuerdo con algunos de vosotros: la voz remite al mito medieval del Paraíso Perdido, situado en un espacio pretérito hacia al que el hombre se ve amarga e inútilmente condenado a correr. Sin embargo, la letra de esta canción no fortalece la creencia cristiana en el perfeccionamiento y la salvación posibles, sino que incide en la propia experiencia del dolor individual, y es ante todo un lamento ante la violencia ejercida hacia el hombre, el Hijo, por parte del Padre. Hacia los últimos versos, llevado por la incapacidad (I got a number (but)/ Won't make it through) dicho lamento se torna en un deseo de devolver esa violencia, extenderla al resto de los humanos.
Los cortos versos expresan ansiedad por cumplir las expectativas del Padre, un estado de agonía representada por el agotamiento físico en esas tres fases temporales que comentaba Clarence, que son la vida misma. A lo largo de sus imágenes y respaldada por un ritmo básico de batería y pequeños arreglos como golpes o latidos, la voz del Hijo se compara con la figura del Padre para desembocar finalmente en una ilusión de duplicación:

I am my father's son
And I'll build a house inside of you
I'll go in through the mouth
I'll draw three figures on your heart


Ahora es el Hijo quien tras defraudar aquellas expectativas con las que se iniciaba su vida/día (estaba marcado), tras el crepúsculo de su heroicidad (I was a hero/ Early in the morning/ I ain't no hero/ In the night) dirige su ira hacia el otro:

And I'll build a house inside of you
I'll go in through the mouth
I'll draw three figures on your heart
One of them will be me as a boy
One of them will be me
One of them will be me watching you run


Será ahora el Hijo, no el Padre, quien ejerza el poder sobre un hermano y lo marque; pero esta marca no será ya la marca del héroe, sino desde el principio una señal de maldición. Los tres números representarán la propia historia de su fracaso, y determinarán el fracaso así del otro. Así, vemos una agónica lucha consigo mismo, con los semejantes, y finalmente, la recurrencia de lo propio en lo propio: el Hijo quiere dominar tal como el Padre, y dicha actuación refleja lo sitúa paradójicamente en la autodestrucción. Dicho desdoblamiento en la otredad será un infructuoso intento de escapatoria del Padre que acabará convirtiéndole en un doble de éste.
Ahora es el otro quien se ve obligado a correr, y esa misma imagen, junto con el ritmo musical, expresa reincidencia interna:

Watching you run
Into the high noon sun
Watching you run
Farther than guns will go
You are a runner
With a stolen voice
And you are a runner
And I am my father's son


A lo largo de todo el discurso observamos una interesante lectura simbólica del cuerpo: cansancio, confusión, carencia de voz (You are a runner/ With a stolen voice). Esta dicotomía cuerpo-espíritu es irreconciliable porque está asociada a la oposición corrección-pureza, como en la concepción cristiana. La carrera es la vida, o como dice Dante en la Divina Comedia (Purgatorio II, 61-63), el paso:

Virgilio dijo: “Nos creéeis acaso
Expertos del lugar, mas sabed luego
Que nosotros también vamos de paso”


En el cuadro cristiano la crisis es insuperable: el cuerpo es un lastre carnal y como mucho, un vehículo de superación para aspirar a la gracia, pero ésta será siempre inalcanzable. Salvando distancias entre creación y fe, la canción recoge concepciones religiosas tradicionales e imágenes comunes desde el Siglo de Oro, diversamente aplicadas a lo largo de los siglos y afines con otras creencias. La voz relata una opresiva sed de infinito y la querencia de una vida celestial que trascienda la materia. La carrera descrita aquí, por tanto, posee carácter transicional, como los círculos en La Divina Comedia. Pero por otro lado, no cierra sus motivos, no los especifica, y dicha amplitud de interpretación la dota de riqueza. El paraíso referido aquí puede ser de otro mundo, o inscribirse en éste, puede ser una Arcadia o un Universo Paralelo de Ciencia Ficción. El hombre es un microcosmos, un corredor solitario, que ante la falta de armonía se siente azotado por la pasión, una idea grecolatina de dos mil años de antigüedad usada tanto por Shakespeare como por Wolf Parade:

Between the acting of a dreadful thing
And the first motion, all the interim is
Like a phantasma or a hideous dream.
The genius and the mortal instruments
Are then in council: and the state of man,
Like to a little kingdom, suffers then
The nature of an insurrection.

Desde el primer impulso hasta la conmoción/ de un acto horrible, todo el intervalo/ es como un delirio o una pesadilla:/ el espíritu y los órganos mortales/ entran en contienda, y el Estado del hombre,/ semejante a un pequeño reino, / vive una especie de insurrección.

(Julius Caesar II, 1).

7 de julio de 2008

Análisis de textos

(Nota del administrador: los textos recibidos van apareciendo abajo)


No puedo resistirme, ¿qué significa esta canción de Wolf Parade para vosotros? Acepto todo tipo de aproximaciones y puntos de vista. Gracias

You Are A Runner And I am My Father's Son/ Wolf Parade
I got a number on me
I got a number
Won't make it through the high noon sun
I am my father's son
I am my father's son
His bed is made
I was a hero
Early in the morning
I ain't no hero
In the night
I am my father's son
And I'll build a house inside of you
I'll go in through the mouth
I'll draw three figures on your heart
One of them will be me as a boy
One of them will be me
One of them will be me watching you run
watching you run
Into the high noon sun
Watching you run
Farther than guns will go
You are a runner
With a stolen voice
And you are a runner
And I am my father's son
I am my father's son
I am my father's son

Tú eres un corredor y yo soy el hijo de mi padre
Tengo un número sobre mí
Tengo una cifra
No voy a lograrlo
El sol de mediodía
Yo soy el hijo de mi padre
soy el hijo de mi padre
su cama está hecha
Fui un héroe
a primera hora de la mañana
no soy ningún héroe
no soy un héroe al llegar la noche
pero soy hijo de mi padre
Construiré una casa en tu interior
entraré atravesando tu boca
dibujaré tres números sobre tu pecho
una figura seré yo de niño
otra figura seré yo
y la otra yo, viéndote correr
mirándote mientras corres
hacia el sol de mediodía
mirándote correr
más allá de lo que llegarían los fusiles
Eres el corredor
de la voz robada
Tú eres un corredor
Y yo soy el hijo de mi padre,
soy el hijo de mi padre.

Interpretación 1. Clar hence

(Os transcribo la interpretación que Clar hence ha enviado como comentario a esta entrada. Aplausos. Me quito el sombrero. Espero más)

Un desdoblamiento: el yo que corre con un número encima -dorsal simbólico que él mismo se coloca?- y el que se afirma con el tautológico "hijo de mi padre" que no puede tener más sentido que el de negación. Tres momentos: 1)la mañana -el héroe que fue, el niño de la primera cifra- 2) el "high noon", el sol alto como en el título original de "Solo ante el peligro",el sol sin sombras, vertical y 3)la noche en la que ya no es héroe. Los tres momentos son tres yoes: su pasado (tema familiar, habla de su relación con su padre posiblemente), él corriendo, y el que lo ve correr. La cama del héroe está hecha. Mundo ordenado. La meta no es posible bajo el sol del mediodía. No hay resquicio para el héroe. Además, al corredor le han -ha- robado la voz.

Me recuerda lejanamente a mi relación con mi padre. Soy el hijo de mi padre, es obvio, pero a la vez no lo soy, corro bajo un sol abrasador con una cifra encima que yo mismo, el hijo de mi padre, me coloco. En algún lugar de mi infancia hay una cama hecha y un héroe que no lo fue -fui-. La soledad del corredor de fondo.

Interpretación 2.
He recibido de Patxi Rubira esta otra lectura titulada " Posible interpretación descabellada a la canción de tu blog"

Hay otros aspectos que me llevan a pensar en el diablo:
“Fui un héroe”
(fui un angel del señor)

“Tengo un número sobre mí
Tengo una cifra”
(reafirma que tiene un número sobre él, -el 666- lo que le añade un peso; está “marcado”)

“Construiré una casa en tu interior
entraré atravesando tu boca
dibujaré tres números sobre tu pecho”

Por el tono de la cita anterior, el número podría ser el 666. Y podría reflejar la dualidad humana del bien y el mal al “construir una casa en todos nosotros”.
El número 666 como el número de la Bestia, relacionado habitualmente con Satanás o con el Anticristo. El origen de esta asociación se origina en el libro del Apocalipsis del Nuevo Testamento: "Aquí hay sabiduría: El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis"
También podría reforzar esta idea, la eternidad de su visión sobre “el corredor” (el ser humano).
“mirándote correr
más allá de lo que llegarían los fusiles”

El sol del mediodía es lo que le impide “lograrlo”. No sé lo que quiere lograr, pero es hacia donde corre el ser humano (mirándote mientras corres hacia el sol de mediodía), y el ser humano corre hacia la muerte (sol del mediodía). Podría significar que lo que no va a lograr es ser mortal, o ser hijo de Dios como todos podemos considerarnos hijos de Dios, porque es inmortal, pero se reafirma en lo único que puede: “Yo soy hijo de mi padre…”

En este momento podría hacer referencia a la Santísima Trinidad:
una figura seré yo de niño
otra figura seré yo
y la otra yo, viéndote correr.

Interpretación 3.
Interpretación falseada: Si Wolf Parade fuesen L.M. Panero, Clifor.

Leopoldo María Panero siempre renegó de su padre. Posiblemente se hizo poeta por transgredir el orden familiar. El status quo adquirido por él y su entorno. Panero rompió con su familia, sus hermanos, pero sobre todo, odió en vida y en muerte al poeta del régimen.

La envidia por lo que otros coetáneos podían hacer o dejar de hacer, me recuerda a Eduardo Haro Ibars,
tú eres un corredor, un hombre que se busca a sí mismo que se va de visita a los grandes artistas que viven en Tánger y, sin embargo, Panero desea vivir todo eso y no puede porque es el hijo de quien es. Debe romper con él, con esa marca de nacimiento que es el apellido Panero si quiere volar.

Tú eres un corredor y yo soy el hijo de mi padre

Panero. El apellido, el nombre, la tradición, los primeros empleos…

Tengo un número sobre mí
Tengo una cifra


No es fácil romper con todo, durante los últimos sesenta, antes de publicar con Gimferrer, Panero no se ve con capacidad de superar a su padre, primero, a su hermano mayor, después. Sin embargo, el mediodía llega y empieza a crecer en él un sentimiento de herencia de Poe y otros poetas esteticistas,

No voy a lograrlo
El sol de mediodía
Yo soy el hijo de mi padre
soy el hijo de mi padre


Papá ha muerto. No sólo físicamente. Papá ha dejado de serlo para ser un desconocido. Alguien de quien renegar. La primera hora de la mañana puede interpretarse como la primera hora de la luz en España, tras la muerte de Franco, cuando Panero tiene su máximo apogeo y esplendor. El no heroísmo, es la constante lucha por ser marginal, diferente, raro, distinto. Por ser un Panero nuevo. Un Panero que no tiene nada que ver con los otros Paneros. Un Panero que, en la locura, encuentra la oscuridad que necesita para ser Poe, Kafka y muchos otros.

su cama está hecha
Fui un héroe
a primera hora de la mañana
no soy ningún héroe
no soy un héroe al llegar la noche
pero soy hijo de mi padre


Destruir la memoria de su padre desde dentro. Desde los recuerdos imborrables y tétricos de la infancia, en Astorga, hasta la edad adulta donde el hijo ha sobrepasado técnicamente, intelectualmente y moralmente a su propio padre e instructor.

Construiré una casa en tu interior
entraré atravesando tu boca
dibujaré tres números sobre tu pecho
una figura seré yo de niño
otra figura seré yo
y la otra yo, viéndote correr
mirándote mientras corres


Hacia la muerte.


hacia el sol de mediodía

Pese a todas las traiciones personales y profesionales que el Padre pudo cometer, va a morir como todos. Nadie está a salvo de la muerte. Ni si quiera aquellos que estuvieron del lado de los fusiles. Y pese a su muerte y el renegar constante, siempre será Leopoldo María Panero, el hijo de Leopoldo Panero, del que nunca jamás, podrá escapar y eso es, en parte, la causa por la que llega al estado de senectud en el que vive habitualmente.

mirándote correr
más allá de lo que llegarían los fusiles
Eres el corredor
de la voz robada
Tú eres un corredor
Y yo soy el hijo de mi padre,
soy el hijo de mi padre.

5 de julio de 2008

Mujeres y Armas: Madmen, Amy Stein, Rachel Papo

(Tenéis anexo más abajo)


Sabéis bien cuáles son mis series favoritas. A fin de cuentas, y quitando las de recreo (Flight of the conchords, Mujeres deseperadas o Lost), se quedan en A dos metros bajo tierra y Madmen. La primera como gran maestra del silencio y de la focalización en el detalle simbólico sin necesidad de la narración explícita (por los mismos personajes, por voz en off, por títulos). La representación es siempre comedida, sutil, latente, todo es únicamente representación. Hay historia, y hay tras de ella una fábula que se hila, se va hermanando con el espectador habitual.
Algo de eso hay también en Madmen, una serie sobre la publicidad en los años sesenta. El escenario es la gran ciudad y el glamour, y el gran tema la ansiedad por el status, de hombres y mujeres. Veamos los dos personajes que encarnan esto: Don Draper, un niño nacido en circunstancias difíciles, hijo bastardo de una prostituta y criado en una granja, es nuestro Cary Grant dotado de una aureola de masculinidad luchando en la gran empresa del “hombre hecho a sí mismo”. Betty, su esposa, es aparentemente la Grace Kelly del barrio, siempre impecable, perfecta madre y ama de casa. Un papel, un status, duramente conseguido y positivamente contaminado por los atributos de Don Draper, que constantemente se ve amenazado desde el interior de la propia Betty por fisuras que cuestionan su rol femenino de mujer perfecta al servicio del hombre trabajador.

Una de las mejores secuencias de la serie es esta en la que, tras un capítulo de tensiones, comienza a simular que dispara en bata contra las palomas mensajeras del vecino, una de las cuales ha sido atacada por el perro de la familia ante la atónita mirada de los niños, cuyo imaginario afectado y empalagoso se niega a creer la realidad: los bonitos perros comen encantadoras palomas. Esta acción de Betty acaba por romper voluntariamente el pacto social de superficie irreprochable. Betty dispara, cigarro en boca, contra la convención vecinal, la buenas maneras, la sacrificada representación femenina y la belleza artificial.
A menudo constreñida al hogar, recluida en una jaula de cristal, Betty busca válvulas de escape. Regala un mechón de pelo al niño de una vecina, platónicamente enamorado de ella, y llora dándole su mano enguantada a través de la ventanilla del coche en el aparcamiento de la oficina de correos mientras su madre está dentro. Descubre los placenteros beneficios de la vibración de lavadora mientras imagina al vendedor de aire acondicionado besándola y ante todo, añora una época prematrimonial en la que podía trabajar como modelo, libre de todos los amables corsés de la vida hipercivilizada.
El vecindario es su universo, el hogar familiar su insuficiente reino, con su conjunción de estatismo y de temporalidad congelada. El presente doméstico es permanente, ordenado e inmóvil, en contraste con la chispeante actividad de la agencia de publicidad donde trabaja su marido, caos al que ella desearía regresar. El hogar es resultado final de la conquista norteamericana de la tierra, la necesidad primaria y el objetivo vital de esta década de los 60. Sus consecuencias son rutina y encierro, donde son negadas la oportunidad y el deseo, y paradójicamente, la distancia y libertad que colorea la empresa colonizadora. Betty, socialmente mejor situada que Joanie y el resto de las secretarias de la agencia de su marido, carece de su soltura, su desembarazo, su sexualidad emancipada. Joanie complica los discursos lineales del progreso, la familia y la historia, como una maravillosa interferencia.

La bellísima secuencia de Betty con ese Winchester que permitió la conquista del oeste gracias a su recámara me recuerda la serie de fotografías de Amy Stein titulada Mujeres y armas, donde las retratadas se ven progresivamente aisladas de la comunidad, en extrañamiento de su entorno, ya sean enfermeras o pequeñas hijas rubias acompañadas de su padres.

No hay lugar para la vulnerabilidad, a no ser en la parte trasera de la furgoneta o en un corazón que deja de latir, una pausa más larga cada segundo, en la mano de una adolescente.

Anexo 1: Rachel Papo, Serial No. 3817131
Os traduzco la introducción de la autora a esa serie de fotografías:
"A la edad en que la curiosidad sobre lo social, sexual y educativo se agudiza, a los dieciocho años, es cuando se ve interrumpida la vida de una chica israelí. Se la separa de su entorno y hogar para introducirla en una rigurosa institución que le retirará a la fuerza su individualidad, en nombre del nacionalismo. Durante los dos años siguientes, inmersa en un ambiente masculino de disciplina, tendrá lugar su transformación de niña a mujer, en el marco de un ejército involucrado en la guerra y el conflicto diarios. Será un soldado más sirviendo a su país en un campamento militar, entre centenares de chicas como ella, pero manteniendo bajo el uniforme a alguien que desea ser descubierto, escuchado y comprendido.
Cuando se cumplían casi quince años de mi servicio militar obligatorio, volví a varias bases militares israelíes usando la fotografía como medio. La serie No. 3817131 representa mi esfuerzo por reconciliarme con la experiencia de haber sido soldado desde una perspectiva adulta. Recuerdo mi servicio como un período de soledad total, de apatía y melancolía, algo que por aquel entonces yo era demasiado joven para asimilar. A través de la lente de mi cámara intenté reconstruir aquellas facetas de mi vida militar que aún me quedaban pendientes, a fin de resolverlas.
Me sentí muy desorientada, llena de recuerdos y extrañamiento, al volver a caminar por una base después de tantos años. Las chicas que encontré durante estas visitas me parecían desconectadas del exterior, completamente absortas en su paradójica realidad. Me hablaban en una lengua ahora extraña para mí, con expresiones como "Regimiento de Caballería" y "Artillería de Defensa". ¿Cambiaría algo si les explicara que en unos pocos años lo único que recordarían sería su número de serie? Al fotografiar a estas chicas soldados, veía mi propio reflejo al otro lado del espejo, observando un mundo del que un día había formado parte, pero al no podía regresar para cambiar nada. Me parecía un sueño.
Las fotografías de este proyecto suponen un puente entre pasado y presente—una combinación de mis propios recuerdos y las experiencias de las chicas a las que observaba. Cada una de las imágenes es una huella de aquellas cosas que reconozco, e ilumina los fragmentos de mi propia historia, tocando las cuerdas emocionales que resuenan en mí. De algún modo, cada una de estas imágenes es un autorretrato, el retrato de una mujer joven atrapada en una fase transitoria de introspección e incertidumbre, intentando dotar de sentido a una desafiante rutina diaria. En el esfuerzo por mantener su encanto y feminidad, la soldado parece cuestionar su propia identidad, asumiendo el hecho que dos años de su juventud vayan a ser desperdiciados por este compromiso".

3 de julio de 2008

Día de estreno

Lo sé, lo sé. Últimamente ando un poco ausente. He estado revisitando el barrio en las tardes liberadas por la jornada intensiva, comprando algunos libros en la nueva Arrebato, cambiando de macetas las plantas y echando una última mano (en la medida de lo posible) con el documental Las Luces de Defalé a Luis Alfaro y compañía. Esta tarde estrenamos, venid cuantos podáis (la entrada es libre, el dónde y cuándo en su web). En el futuro, los que consideréis interesante que sea proyectado en cualquier lugar o institución, por favor contactad con nosotros. Se trata de una película visualmente muy bella, y no sólo de un proyecto sin fisuras e incapaz de decepcionar, sino de algo mucho más terrible: la vida.

 
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